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Obesidad y Sudoración

Obesidad y Sudoración

La hiperhidrosis se refiere al exceso de sudoración de forma patológica. Quienes la padecen producen sudor en cantidades mucho más elevadas de las necesarias para controlar su temperatura corporal y esto puede afectar al bienestar y a la autoestima de una persona. Esta enfermedad afecta a más del 3% de la población.

 

La hiperhidrosis generalizada afecta a toda la superficie corporal. Algunas personas con sudoración excesiva se ven afectadas únicamente en zonas específicas del cuerpo como las axilas, las manos o los pies.

Entre los factores comunes que pueden desencadenar una sudoración más alta de lo habitual se encuentran la práctica de ejercicio físico, los cambios de temperatura (el calor o el frío), el estrés, la ansiedad y las emociones fuertes, así como el consumo de alcohol, café, té, alimentos picantes y el tabaco. Sudar más en estas situaciones es totalmente normal, sin embargo, en las personas con hiperhidrosis este aumento de la sudoración es más elevado de lo normal.

Aunque no se puede establecer una relación directa entre el sobrepeso y la sudoración excesiva, el exceso de peso sí es un factor de riesgo para desarrollar hiperhidrosis. Las personas con sobrepeso presentan con más frecuencia exceso de sudoración, cuyo aumento es uno de los síntomas típicos de la obesidad.

Las personas con sobrepeso son propensas a sudar más porque el exceso de grasa puede provocar cambios en las funciones de las glándulas sudoríparas. A ello se suman los cambios en las características de la piel por el acúmulo excesivo de grasa, además del hecho de tener mucha más superficie corporal y un gasto energético mayor ante cualquier actividad física.

Si una persona padece sobrepeso u obesidad es importante intentar evitar todos los desencadenantes del aumento de la sudoración, así como intentar llevar un estilo de vida saludable. Para controlar la sudoración se pueden tomar sencillas medidas. Las más recomendables y efectivas son las siguientes:

  • Usar prendas de ropa elaboradas con tejidos naturales. Las fibras naturales como el algodón, la seda o el lino absorben el sudor y permanecen húmedas favoreciendo la transpiración, mientras que las sintéticas no permiten el paso del sudor. Es recomendable cambiarse de ropa durante el día, sobre todo cuando hace mucho calor.
  • Mantener un ambiente fresco y bien ventilado en el trabajo y en el hogar para evitar el calor excesivo innecesario.
  • Reducir el nivel de estrés, la tensión y la ansiedad ayuda a controlar el exceso de sudor. Practicar técnicas de relajación y respiración puede ser de ayuda.
  • Mantener una buena higiene corporal y utilizar desodorantes y antitranspirantes ayuda a controlar el sudor excesivo y el mal olor.
  • El ejercicio físico practicado regularmente es fundamental para perder peso y mejorar el estado general de la salud. Es importante empezar de forma paulatina y adaptar el esfuerzo a la condición física de cada persona.
  • Cuidar la alimentación. Evitar las bebidas y los alimentos que puedan desencadenar un aumento de la sudoración, como los excitantes y los alimentos. Llevar una dieta sana y equilibrada ayuda a perder peso y favorece el control del sudor excesivo. Es importante consumir frutas y verduras frescas y beber abundante agua para estar bien hidratado.

*Artículo escrito por Laura Reyes, enfermera y editora de enfermeraslaluz.blogspot.com